La teoría de la rana en el agua caliente: «Si lanza una rana en agua hirviendo, ella salta y se salva. Pero, si calienta el líquido poco a poco, el animal no se da cuenta y se muere». Así puede pasar con las relaciones sentimentales. A veces las personas no prestan atención al calentamiento de las aguas, o a su enfriamiento excesivo, hasta que es demasiado tarde.
En ocasiones, por querer evitar conflictos y por el miedo a perder al otro, entre muchas otras razones, las parejas dejan a un lado los malestares que van surgiendo, y entran en una etapa de negación o resignación casi inconsciente, hasta que los problemas se convierten en monstruos incontrolables.
«No sé qué pasó, por qué cambió, estábamos bien… fue por culpa de esa persona, o del trabajo». A veces, las personas tienden a poner fuera de la relación la razón de la ruptura; o se quedan pensando: «Si no hubiera aparecido ese tercero, si yo no hubiese discutido ese día, si no le hubiese dicho que se fuera». Pero al reflexionar, tal vez se den cuenta de que ese tercero o última discusión fue solo la gota que derramó el vaso y que la relación no estaba tan bien como creían y que quizás no le prestaron atención a las señales de deterioro.
«Hay múltiples señales de alerta de que una relación de pareja se está deteriorando. Sin embargo, hay señales contundentes, no solo de que el matrimonio ha comenzado a descomponerse, sino de que la pareja va definitivamente a separarse», señala el psiquiatra venezolano Humberto Blanco.
Algunas personas piensan que las principales señales de deterioro son las peleas. Sin embargo, según señala Blanco, estas no siempre son negativas y algunas son más bien deseables. Si luego de una discusión, hay un análisis, se llega a una comprensión y se fijan acuerdos, la pelea puede ser positiva.
Hay otras señales que indican con mayor claridad el deterioro de la pareja. El doctor Blanco explica que estas son cuatro: la crítica destructiva, el irrespeto, las excusas y la evasión.
La crítica
«La crítica destructiva es una señal de que la pareja va en vías de decadencia», explica Blanco. «Hay que diferenciar las quejas y los reclamos de lo que son las críticas agresivas». Cuando una persona se queja o hace un reclamo está señalando algo que quiere o necesita del otro. Pero cuando se critica constantemente, eso puede ser una antesala a una de las señales más contundentes de la caída libre a la destrucción de la pareja: el irrespeto.
El irrespeto
«Cuando ya no se está criticando lo que el otro hace, sino lo que es: ‘Eres inútil, egoísta, tu familia es esto y es lo otro…’, se llega al irrespeto y esto provoca una herida profunda en la persona», añade Blanco, quien es especialista en parejas en conflicto.
Cuando se critica a la pareja por algo que hace, se puede pensar que el otro puede modificar su conducta y llegar a una solución. Pero, cuando se critica por lo que es, se le está atacando en su esencia. Haga lo que haga, se le considera incapaz, inmoral, poco fiable, etcétera. Cuando hay hostilidad, insultos y sarcasmos; y cuando se desvaloriza, desprecia y humilla, se irrespeta al otro como persona.
Las excusas
El tercer signo de que la pareja va al fracaso es la excusa. Si la persona se justifica constantemente, culpabiliza a los otros y no puede aceptar que está haciendo algo inadecuado para la relación, tampoco toma ninguna acción para que haya un entendimiento y se pueda resolver la situación.
La evasión
Esta es una señal contundente de que la pareja va en vías de separarse. «Cuando una de las partes trata a la otra como si fuera demente; cuando se queda hasta tarde en la calle o en el trabajo para evadir la vida en pareja; cuando ya cada uno está haciendo su propia vida sin incluir nunca al otro ni en sus planes ni en sus actividades».
Señala el doctor Blanco que es en esta etapa de evasión «cuando puede aparecer un tercero en la vida conyugal, a quien le echarán la culpa de un fracaso que ya traía la pareja. Esto sucede porque buscan en otra persona lo que ya no obtienen en la pareja, alguien que los escuche, que los mime, que les dé la razón aunque no la tengan, que los tranquilice un poco».
Áreas neurálgicas
Cada pareja es un mundo con sus dinámicas y prioridades particulares. Para algunos, los problemas económicos o la intromisión o rechazo de la familia de origen pueden causar un rompimiento en la relación; mientras que para otros, estos temas son de menor importancia. Aún así, hay áreas que resaltan como primordiales para la estabilidad y el bienestar compartido. Entre ellas figuran la comunicación, la sexualidad, la fidelidad, la economía familiar, la filosofía de vida, la familia de origen, los proyectos de vida en común y la diversión.
Cada persona debería saber cuáles son sus puntos de honor en la vida de pareja, en qué puede ceder y en qué no; y conversarlo abiertamente con su pareja.
«La sexualidad es muy importante. Socialmente, nos casamos para tener sexo y tener una familia; sin embargo, la sexualidad no es lo que determina que una pareja se quede junta. Muchas parejas tienen escaso sexo y podría decirse que es una buena relación, siempre y cuando hayan llegado a ese acuerdo», añade Blanco.
Cuando una de las partes siente que el otro la evade en la intimidad, o lo rechaza constantemente, surgen heridas y distanciamientos que pueden ser irreversibles. La persona puede sentir que es poco atractiva para su pareja, creer que el amor se ha terminado o que existe alguien más.
«Se acabó la nota»
Muchas parejas se encuentran en ambientes de diversión, y cuando comienzan a conocerse se invitan a divertirse. Sin embargo, al pasar el tiempo, la recreación compartida puede quedar de última en la agenda conyugal. «Es importante salir a la calle a divertirse juntos y evitar la monotonía que lleva a muchos a decir: se me acabó la nota. Cuando llega el fastidio, el amor disminuye».
Asimismo, «si se dedica más tiempo a una afición o a una adicción que a la pareja, se afecta la relación; porque la principal pasión está fuera del núcleo de la familia».
Los detalles también son importantes para mantener vibrando esa nota: un mensaje, una flor, una picardía, un gesto inesperado que le indique al otro que sigue siendo especial.
Dinero
Indudablemente se necesita dinero para pagar la diversión y todas las cosas que se requieren para convivir en pareja y en familia. El tema del dinero no se puede excluir de la realidad.
«¿Cuánto ganas?¿Cuánto vas a aportar tú mensualmente?». A veces, las personas prefieren evitar preguntas como estas, especialmente antes de empezar a vivir juntos; pero, cuentas claras conservan… relaciones.
La presión económica puede ser causa de conflicto en la pareja. Tratar el tema y buscar soluciones requiere de una autoestima óptima, valores, confianza en el otro, claridad en los objetivos comunes, entre otros factores, todos los cuales son ingredientes importantes en la convivencia.
¡Ah!, el amor
Sin amor, ¿para qué vamos a estar en pareja? El amor no es lo único que se necesita para mantener una pareja, pero es un ingrediente importante.
Es necesario tomar en cuenta que el amor pasa por distintas etapas. Aquel que se siente en la fase del idilio, del enamoramiento, va dando paso al amor más maduro, ese sentimiento más sólido que puede perdurar toda la vida si se cuida y se cultiva.
Blanco recomienda que «las personas trabajen para mantener su pareja, pero cuando vean que no les sirve, se separen rápidamente para poder recrear una nueva pareja y no se queden pensando indefinidamente si se puede arreglar o no».
Hay casos en que no hay remedio, y hay que aceptar que la relación llegó a su fin. «Cuando se observan las cuatro señales antes mencionadas, es poco probable que haya arreglo, a menos que los dos vayan juntos a terapia de pareja», añadió Blanco.
Reeditar
El especialista recomienda hacer una revisión de la relación cada tres años, «tiempo aproximado que dura el efecto de la hormona feniletilamina», que según algunos estudios se ha asociado al enamoramiento y al amor.
«Cuando deja de funcionar esa hormona hay que cambiar de pareja o reestructurarla. Todos cambiamos en el tiempo, hay que aceptarlo. Y sí se puede reavivar la pasión, creando intereses en común, por ejemplo», añade Blanco.
Para esa revisión es importante preguntarse si están dadas las condiciones para que la unión subsista en el tiempo, y plantearse: ¿Existen todas las condiciones que se dieron cuando comenzó el matrimonio? ¿Hay amor, proyectos en común, consideración y respeto hacia el otro, confianza, etcétera?
«Es que ya no es como antes, ya no siento igual…», se quejan algunos que están inconformes con su vida de pareja. Las personas van cambiando, las emociones -incluyendo el amor- se van modificando y las relaciones también; algunas se deterioran, otras se consolidan.
Como señala Jorge Bucay en su libro El camino del encuentro: «La pareja no es un estado inmutable de dos personas que no cambian. Es más bien un viaje por un camino elevado psicológica y espiritualmente que comienza con la pasión del enamoramiento, vaga a través del escarpado trecho de descubrirse y culmina en la creación de una unión íntima, divertida y trascendente, capaz de renovarse en la reelección mutua, una y otra vez, durante toda la vida».