Generalmente es difícil aceptar la muerte de los seres queridos. Hay que vivir el duelo; pasar las etapas de negación y rabia para luego empezar a aceptar. Reprimir las emociones nos enferman, pero quedarse indefinidamente en la tristeza y negarse a superarla puede enfermar el cuerpo y el alma, y no le hace ningún bien al ser que partió.
Si te pregunto ¿qué es mayor el dolor o el amor que sientes por tu ser querido? Concéntrate en el amor que sientes y agarra fuerza de ahí.
Hay casos en que los familiares guardan intactas la ropa y las pertenencias del fallecido, como si éste todavía viviera en la casa. Otros le prenden velas todos los días por años y le piden favores y le lloran y diciéndole que no los abandonen.
Las personas que desencarnan pueden ver a sus seres queridos llorando y pidiéndoles y es posible que sientan que deben quedarse cerca para ayudarlos; esto no les permite irse al plano que les corresponde, a donde deben ir para seguir su evolución, esto puede causarles presión y angustia. Recordemos que ellos siguen existiendo aunque no tengan el cuerpo físico.
¿Recuerdan la película «Ghost, el fantasma de un amor»? En ella muestran que si el alma tiene una gran preocupación, o un asunto pendiente, se queda merodeando por ahí, cerca de las personas con las que compartió en vida física, tratando de resolver el asunto, hasta que decide subir a la luz.
Igualmente, la película «Sexto sentido» presenta a un niño con la capacidad de ver a los seres desencarnados. El psicólogo infantil (Bruce Willis -que durante buena parte del film no estaba consciente de que se había muerto) al parecer se quedó con el asunto pendiente de ayudar a ese niño, que era su paciente. Otra niña buscó al protagonista para que éste le transmitiera un mensaje a su padre, con lo que se supone ella podría irse en paz. Claro está que no todo lo que presentan en estas películas se puede tomar como lo que sucede en realidad. Pero creo que los filmes, así como los cuentos universales, han servido para mandar información a la humanidad y abrirle la mente acerca de temas como estos. Hay muchas personas sensitivas que han visto y oído a seres fallecidos. Hay quienes han recibido sus mensajes en sueños. El alma sigue existiendo.
Entonces, aunque duela dejarlos ir, es mejor no contribuir con esos «asuntos pendientes» de las almas que han dejado su cuerpo, pidiéndoles ayuda y aferrándose a ellas. Dejar que se vayan es un acto de amor. Podemos ayudarlos a subir al plano que le corresponda con plegarias, oraciones, poniéndolos dentro de la luz del corazón de Jesús, visualizándolos llenos de luz y paz.
Hagamos esta oración por nuestros seres queridos que han dejado este plano terrenal:
Arcángel Miguel, te invocamos y te pedimos que acudas con tus ángeles para que ayudes a nuestro ser querido, que ha dejado su cuerpo físico. Dale tu serenidad, aceptación y protección; llévalo a los más altos planos de existencia para que lo colmen de amor y paz. También te pedimos por sus familiares y amigos, para que nos des consuelo y fortaleza y nos ayudes a aceptar la transformación llamada muerte.
Eleva nuestra conciencia y sabiduría para que despidamos con amor a nuestro ser amado en su viaje a un mayor encuentro con Dios. Haznos tener total confianza en que está bien, que se graduó de esta vida y le toca seguir su evolución para cumplir otras misiones; que el amor disipe el dolor. Amén.